miércoles, 18 de abril de 2012

Vamos a ver, dijo el ciego


Vamos a ver, dijo el ciego. El ciego se levanta a las 7:30 de la mañana en un lugar extraño. Habitación de hotel, lampara de macramé colgada del techo, televisión armada en soporte metálico y luz pre-amanecer colándose por las cortinas entreabiertas sobre el cabezal de la cama. Ahora recuerdo, el ciego está en Tupiza, Bolivia. El ciego soy yo, y necesito un café. Salgo a la calle sin saber qué hora es, debe ser muy temprano porque todos los comercios están cerrados y lo único que está pasando es que el sol empieza a asomarse por detrás de la colina que se ve en la foto de arriba. Camino unas tres cuadras y llego al mercado. El ciego se encuentra de nuevo rodeado de gente andina, los hombres con sus  expresiones faciales endurecidas por el frío y su caminar errante, las mujeres con sus faldas multicolor, rebecas de punto y sombreros de terciopelo. El ciego se toma un café y fuma un cigarrillo mientras intenta recuperar en su memoria el camino recorrido los últimos cuatro dias: 2300 kilómetros de distáncia entre Córdoba y Tupiza. Voy a intentar relatar a continuación cómo fué, aunque no prometo nada.


Partimos de Mendoza el 9 de abril bien pronto por la mañana, un colectivo nos dejó a un kilómetro de la estación de servivio desde la que presuntamente nuestras posibilidades de ser levantados por un camionero eran máximas. Allí nos plantamos y como empieza a ser nuestra estrategia habitual, tomamos turnos para aguantar el cartelito al borde de la carretera mientras el otro pregunta a los conductores que paran para repostar. Al cabo de una hora y media un camión se detuvo con un terrible estruendo y levantando nubes de polvo. Carlos, un hombre mendocino de avanzada edad se anima a llevarnos hasta Rio Tercero, a 90 km de Córdoba capital. Son ya las 5 de la tarde así que calculamos llegar a nuestro destino en torno a las tres de la madrugada. El camión en el que nos desplazamos es un Fiat fabricado a principios de los 80. Aquello va lentísimo y es realmente incómodo. Tras unas 3 horas de viaje anochece y se empiezan a divisar en la distancia relámpagos que anuncian la tormenta. En el Fiat de Carlos no funciona casi nada, mucho menos los limpiaparabrisas. En torno a las 10 de la noche cabalgamos la ruta 7 que transcurre entre viñedos abriéndonos paso a través de cortinas de agua. Carlos detiene su camión cada 15 kilómetros para limpiar manualmente la luna delantera y yo me empiezo a desesperar. Nunca subestimes la maña de un camionero, piensa el ciego, mientras observo anonadado cómo Carlos diseña un sistema con gomas de neumático anudadas entre los limpias y el marco de la luna, a lo que incorpora una cuerda elástica que introduce en la cabina del camión a través de su ventanilla. Resultado: ya no tenemos que parar cada dos por tres porque ahora nuestro conductor puede accionar los limpiaparabrisas manualmente desde su posición. Genio. Como había anunciado Carlos, finalmente llegamos a Rio Tercero a las 3 de la madrugada, montamos nuestra tienda de campaña al ladito de una estación de servicio y nos echamos a dormir. Al día siguiente cubrimos la distáncia que nos quedaba hasta Córdoba montados en una pickup. Esta vez nuestro conductor es un afable pero reservado trabajador de la construcción. Nunca supimos su nombre pero igual le estamos agradecidos. Por la tarde llegamos al centro de Córdoba y nos dirigimos diréctamente a la plaza de la Intendencia, donde habíamos acordado reunirnos con Munai, nuestra huesped de Couchsurfing. Munai es una jóven encantadora de pelo azul y sonrisa constante que vive en una casita baja en la periferia de la ciudad, a unos 15 minutos a pie desde el centro. Con Munai la pasamos en grande. En su hogar estuvimos de relax cuatro noches entre paseos diurnos por el centro y fumadas nocturnas escuchando música y compartiendo historias de viaje.


El 13 de abril nos despedimos de Munai con el objetivo de partir hacia el norte de Argentina a dedo y no tardar más de 5 dias en alcanzar la frontera con Bolivia. El motivo de tanta prisa es que nos estamos quedando sin plata y sin tiempo para visitar todo lo que habíamos planeado visitar (Francesca tiene que regresar a la vieja Europa a mediados de Junio). Salimos de Córdoba en colectivo, llegamos a una estación de servicio sobre la ruta nueve dirección sur y allí sacamos el pulgar. Al cabo de unas dos horas nos levantan dos jóvenes en un auto, su consejo: "amigo si quieres que os levanten rápido lo mejor que puedes hacer es esconderte y que se luzca ella", gracias culiao, lo pensaré para la próxima vez. Estos jóvenes nos dejaron en un lugar llamado Ojo de Agua, donde comimos asado y pasamos la noche en un hotel regentado por una especie de acólitos de alguna secta satánica cuyo libro sagrado se titulaba: "hágase rico rápido sin moverse del sofá de su casa" o algo así. Al dia siguiente continuamos nuestra empresa de hacere autoestop y, al cabo de un par de horas cuando estabamos a punto de pagar 200 pesos por un billete de bus, un camión con doble remolque se detuvo a recogernos.




Aquí es donde el ciego se queda ciego y decide pasar de largo un sinfín de pequeñas historias que acontecieron en las 48 horas que siguen. Viajamos 2000 kilómetros primero por cortesía de Ceferino, un joven con complexión de oso cuyas frases favoritas eran: "así es la vida" y "Cristina (Kirchner) es una hija de mil putas". Ceferino llegó a su destino y nos presentó a Daniel, excompañero de empresa de transportes, que aceptó llevarnos hasta La Quiaca, lugar fronterizo entre Argentina y Bolivia. Daniel llevaba despierto 24 horas cuando nos recogió y no pensaba dormir hasta el día siguiente, cuando hubiese entregado su carga. Su secreto: constante masticación de hojas de coca, acompañado de enjuagues de coca-cola y café. La vida del camionero es realmente dura.

A 3000 metros de altura y tras dos dias seguidos en ruta sin a penas dormir, finalmente llegamos a La Quiaca, la frontera con Bolivia. A Francesca le dió la puna o mal de altura nada más bajarse del camión. Malestar general, falta de oxígeno y sensación de confusión. La verdad es que yo tampoco me encontraba nada bien y el paisaje apocalíptico de este pueblucho fronterizo no ayudaba a levantar el espíritu. "Ahora no es momento de venirse abajo", pensé, y tranquilicé como mejor pude a Francesca para que no se hundiese del todo en el abismo sin retorno. 
Habíamos anticipado cinco días para llegar aquí y finalmente lo habiamos conseguido en tres y gastándonos a penas 60 pesos, poco más de 10 euros. En el camino habíamos vivido situaciones surrealistas como la de las niñitas de 13 años prostituyéndose en los paraderos de camiones sobre la ruta 9. También habíamos sido testigos de una transformación del paisage, la vegetación y, sobretodo, la gente que resultaba difícil de asimilar con nuestros cerebros funcionando en niveles críticos de fatiga. La posibilidad de colapso físico y mental era muy real. Vamos a ver, dijo el ciego. Aduana, pasaporte, welcome to Bolivia, larga avenida comercial, mandarinas, otra hora y media en bus, hotel, cualquiera servirá, lo que necesitamos es descansar. 


Y así es que el ciego se despertó en Tupiza, se tomó un café en el mercado y logró por fin poner orden en el enmarañado remolino de recuerdos y sensaciones que quedaron atrás en el camino. El ciego soy yo, aunque ahora ya no estoy ciego. Lo siguiente: salar de Uyuni y Potosí. Más tarde, Selva amazonica boliviana, La Paz y Lago Titicaca.


COMENTARIOS!!

4 comentarios:

  1. Tal cual!... Y asi ha sido, he visto que Fran habia publicado y me extrañaba que "el maestro" no hubiese dicho ni mu...y he pensado, voy ha esperar porque debe estar acabando el versiculo y zas!!! me lo he leido calentito. Que peripecias no?...seguros de ir por la ruta correcta?, ultimamente solo transmites desasosiegos: "mal de altura, polvo, prostitutas, cegueras, vehiculos destartalados, larguisimos e incomodos kilometrajes, escasez de plata, cansancio, imsomnio, paisajes nada atractivos, gente fea y rara, etc." incluso con tantos meandros en el mapa de vuestro recorrido, ni tan siquiera tengo claro en que coño de pais estais, mamita!!! menos mal que vuestro proximo destino me suena y me suena bien...LA PAZ....LAGO TITICACA, cuando llegueis seguro que volveré a envidiaros.
    Por aqui todo como siempre Chelsea 1 Barça 0, proximo sabado Barça - Real Madrid y no se quien ha dicho que la Cristina era una hija de las mil putas...pues todo y que sabes que soy critico con el "gran capital", creo que tiene razón... ella ha expropiado YPF a Repsol por Real Decreto y esta buscando mil patrañas para pagar esta expropiación por cuatro pesos...lo que le faltaba a la economia española... "asi es la vida" y lo puto Rey, mientras tanto, rompiendose la cadera en Botswana, con la torpeza que le caracteriza, en una cazeria de viaje particular, y el nieto (Marichalar) pegandose un tiro fortuito en el pie con un arma de su padre..hay que ver!!! torpes y sin punteria.
    Bueno!!! lo dicho mientras mejorais altitud y latitud, cuidaros mucho y disfrutar, Un gran gran abrazo y besotes.

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  2. Quin gran relat, tio. Segueixo visualitzant el camió del Carlos i no em costa imaginar-me les sensacions de llevar-se en una hora indeterminada i indeterminable i passejar sol pels carrers solitaris d'algun poble sudamericà amb un craving important per un cafè de la qualitat que sigui...

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  3. El puto altiplano boliviano, siempre ha generado "la pájara" de la altura, para los del lugar, que saben lo que hacen, es ancestral lo de masticar coca, siempre será más natural que rumiar con un chicle y eso si puede producir ceguera. Os deseo días mejores en camiones más confortables, sin el triste espectáculo de putillas infantiles y búsqueda de café a cualquier precio. Vais a seguir viendo...solo se trata de ceguera temporal así de bien relatada. Salut.

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  4. Putos no tengo mucho tiempo para contestar uno a uno asi que ahi va una para todas y todas para una: gracias por los comentarios, realmente recomensan el arduo trabajo de revolverme los sesos cada 5 dias y relatar todo lo que esta pasando. En Bolivia el internet el lento y escaso. Besos a todos y seguid leyendo. Pronto mas aventuras. Maria espero que hayas captado la referencia hunter s thompson... the possibility of mental and physical colapse was very real. Un abrazo culiaos!!!

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