Rocoto y pelicanos moribundos

Cuatro días alimentandome de comida peruana me han proporcionado un gran placer al paladar al descubrir sabores exóticos deliciosamente combinados con elementos familiares como el pollo, las patatas y el arroz. Los locales defienden que la comida tradicional peruana se encuentra entre las cuatro mejor valoradas del planeta, junto con la cocina japonesa, el cordon bleu francés y otra que no fueron capaces de recordar (definitivamente no la inglesa). Ahora permitirme que os hable de otra cosa que me ha proporcionado la cocina peruana: una incipiente diarrea que me ha mantenido todo el día en un radio de 10 metros alrededor del retrete. Aquí existe un tipo de pimiento picante (o ají) llamado rocoto:

Este pica como un cabrón y se suele servir cortado en pedacitos pequeños inmersos en jugo de lima como acompañante de diversos platos. La sabiduría local advierte que los novatos deben ingerir pequeñas fracciones de estos pedacitos y progresivamente aumentar el tamaño hasta que uno encuentra la medida que puede tolerar. La primera vez que se prueba es la bomba. Tan picante que te revuelve el ADN. Los peruanos dicen que es capaz de hacer llorar a los mismísimos mejicanos, famosos por su aficción a la comida picante. Al marge del picor, el rocoto tiene un sabor delicioso y tras dos comidas probando pequeños pedacitos, me sorprendí a mi mismo manejando cantidades próximas a las que ingieren los locales. Esto fué un error.

Ahora me alimento de spaguettis con mantequilla y estoy pegado a esta botella de sueroral diluido en agua para evitar desidratación y pérdida drástica de sales minerales. Por cierto, esta mierda sabe a tang de naranja saturado en sal y es realmente asqueroso, en cuanto me ponga bien lo voy a celebrar con un festín de rocoto para recuperar el tiempo perdido.

Otra história: Una de las principales fuentes de ingresos que aceleraron la industrialización del Perú fué la exportación de guano. El guano no es más que excrementos de pájaros guaneros que se utiliza como fertilizante en agricultura orgánica. Los pájaros guaneros viven (entre muchos otros lugares) en el islote que se aprecia en la siguiente foto, a unos 500 metros de la playa:

La cuestión es que los pelícanos se acercan a la playa a morir de forma que es muy frecuente encontrarlos moribundos en sus últimas horas de vida acomodándose en la arena justo donde rompen las olas. Los bañistas locales ni se inmutan por su presencia pero a mi me parecieron impresionantes así que he decidido compartir estas fotos:

Contemplad la siguiente, el pelícano parece estar diciendo "¿te importaría dejarme morir en paz?"

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